lunes, 21 de mayo de 2007

Gozalvo de Enrique G. Tuñón

"Era un hombre de exterior desaliñado, de palabra ceceada, de rostro picado de viruela y un ojo de vidrio que disentía en color del ojo natural, porque Gozalvo adquiría su stock de ojos de vidrio en los remates, sin otorgarle ninguna importancia al color. así lo miraba a uno con dos miradas. La una azul, animada, clara. la otra quieta, extática, como un paisaje de tarjeta postal, unas veces en tono gris, otras verde, otras castaño oscuro (...) era un hombre contradictorio... andaba por las calles este impenitente vagabundo, saludando con su sonrisa picada de viruelas, con su palabra ceceosa, hablando mal del mundo y de sus habitantes y hablándose mal de sí mismo en sus tristes soledades de hombre que escribe, vaga, bebe y duerme en la cercanía de la misteriosa miseria"

Camas desde un peso;
González Tuñón, Enrique

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